Capitulo 5
Estaba sentado en la parada, con la cara de pendejo que me
caracteriza.
De repente se me acerca, estaba empapada, mojada como si se
hubiera metido a nadar en la fuente del parque. Claro que había llovido en
putas esa noche.
Tenía botas de hule y un vestido azul con puntos blancos. Mojados.
Pelo enmarañado y labios rojos como la señal del alto. Mojados.
Tiene ojos de fiera, de gato callejero. Mojados también,
pero porque también tenia el océano en su mirada.
-Que bien olés.. ¿Qué loción usás?. –Me dijo, con su voz
deliciosamente húmeda. Como si me conociera de toda la vida.
-…Marlboro rojo. –Era increíble que me estuviera hablando
semejante espejismo.
-¿Me das uno? Los mios se mojaron..
No tengo idea donde llevaba sus cigarrillos, porque solo
llevaba un cuadro, envuelto completamente en plástico y sellado con tape.
No importaba le regale mi ultimo cigarro y se lo encendí.
-¿Como te llamás? –Me dijo.
-Nico… ¿y vos?
-Alicia, mucho gusto. (Esa fue la primera vez que te vi
sonreír.)
-¿No tenés frio? Estas muy mojada.
-Claro que tengo frio…
¿Vos crees en la combustión espontanea? –Me preguntó tiritando.
-¿Eso de cuando la gente se incendia de la nada? No lo
creo..
-Mmm yo tampoco, pero si fuera real no me caería mal una de
esas.
-Ja ja. Toma mi suéter.. no creo que te incendies ahorita
mismo (Esa fue la primera vez que me viste sonreír)
Llego el bus y no había nadie mas en la parada que Alicia y
yo. Y yo todavía dudaba que fueras una alucinación.
Nos sentamos juntos en el bus vacío, en la fila de hasta
atrás porque me contaste que te recordaba a la escuela, sentarte hasta atrás y
hacerle caras a los carros por la ventana. Platicábamos y reíamos, y vos me
hacías bromas de mal gusto (para muchos) pero yo las encuentro fascinantes. Con
esa palabra te describo.
-¿Que hay es eso envuelto en plástico? –Te pregunté.
-¿Esta cosa? No es nada, es solo un fantasma…
-¿Cómo podés llevar ahí un fantasma? Quiero verlo.
-No te lo voy a enseñar porque no lo entenderías.
-¿Como sabés que no lo entendería?
-Solo lo sé… mas tarde te lo enseñaré.
-Ja ja.. ¿Mas tarde?
-Si… cuando lleguemos a tu casa.
Yo me quede callado, te acababa de conocer. Supuse que solo
te querías secar e irte. No importa, tengo que llevarte a casa para comprobar
que seas real.
-Esta bien.
Llegamos a la parada y caminamos a la casa. Compre más
cigarros y seguimos hablando.
Al llegar al edificio me dijiste:
-¿Aquí vivís? Yo pensé que nadie vivía aquí…
-Si, esta es mi casa, la comparto con el vago, el dueño y
unas cuantas cucarachas.
-Genial –Dijiste.
Desde que subimos las gradas hasta que cruzamos el umbral de
la puerta no podía dejar de verte, ni de escuchar tus botas sonando de llenas
de agua.
Entraste a la casa y te sentaste a ver mis CDs mientras yo
te traía mi toalla. Y te veía sacar unos cuantos y ponerlos en el estero de
marca china que tenía en la sala.
-Me gusta tu apartamento… ¿Hace cuanto vivís aquí?
-Hace unos 2 meses... es mi palacio. –Te dije y te entregue
la toalla.
-Me gusta, tiene ese aire a abandono y a bohemio, como que
alguna estrella de rock se voló los sesos en el sofá. –Me decías y reías y te
secabas el cabello.
-Sería genial vivir con el fantasma de un rockstar, creo que
aquí cerca asesinaron a un diputado a sangre fría. Pero nada más… Hablando de
eso ¿Me vas a enseñar el fantasma?
-¿Nunca has visto uno?
-No.. ¿y vos?
-Tampoco, pero me los imagino… Puede que un dia veas uno.
Sin darme cuenta Alicia tomo mi mano y la puso en su
mejilla, y me beso la palma.
Entonces te bese, no se porque pero te bese. Con todo el
frio, la frustración, la alegría contenida y la rabia. Te bese con un coctel de
emociones y vos lo bebías.
Nos quitamos la ropa y nos hicimos uno con el sofá y el CD
de Pink Floyd, con tu ropa empapada y el apartamento que crujía por las paredes
y el suelo.
No tengo palabras para lo que hicimos. Sin duda fue lo mejor
que me había sucedido en muchísimo tiempo, has sido lo más sorprendente desde
que vi por primera vez Apocalipse Now!.
Desperté en la madrugada, y no estaba Alicia.
No estabas vos, ni tu ropa mojada ni tus botas. Y yo pensé
que habías sido solo un sueño húmedo. Empapado.
Me levanté del sillón y vi tu cuadro en la mesa.
Ciertamente era un fantasma, era un cuadro gris con dos
puntos blancos difuminados, de no haberte conocido antes no lo hubiera
entendido, pero conocí un fantasma esa noche y tenía tu nombre. Había un
Post-It en la esquina del cuadro y decía:
“Así son los fantasmas Nico. ¿Qué tal hoy a la misma hora en
el mismo lugar?.”
Sabías que no diría que no, y yo no se nada de vos, solo se
tu nombre.
Pero no importa Alicia, ahí estaré.
Y si me volvieras a preguntar si creo en la combustión
espontanea, te diría que sí.
Porque desde esa noche lluviosa hasta este mismo estúpido
momento, me incendio sin razón cada vez que me tomás de la mano.